Los celtas
dividían el año en dos partes: la mitad
oscura, que comenzaba en el mes de Samonios
(octubre/noviembre) y la mitad clara,
en el mes de Giamonios (abril /mayo).
Si nos fijamos, coinciden con el equinoccio, de otoño y primavera
respectivamente.
El momento de
transición entre ambas épocas se llama en gaélico Samhain (Samaín, en gallego) que
significa “Fin del verano”. La noche del
31 de octubre al 1 de noviembre, según nuestro calendario, se celebraba la
fiesta que ponía fin a la cosecha. Era el comienzo del nuevo año celta, un
momento de transición. Se terminaba una época y se iniciaba otra, la del periodo de la mitad oscura.
Durante el Samaín se producía una comunicación con
el espíritu de los difuntos que durante esas fechas podían regresar al mundo de
los vivos. A su vez, la gente tenía la oportunidad de reunirse con sus
antepasados. Para facilitarles el camino de vuelta, se encendían hogueras en
las encrucijadas de los caminos, y así ellos tenían una luz que los guiara.
Para ahuyentar a los malos espíritus, se dejaba comida a las puertas de las
casas. De ahí la tradición actual de que los niños pidan dulces.
La iglesia en
su momento se apropió de esta celebración pagana y la cristianizó, dándole el
nombre de Día de Todos los Santos.
En Estados Unidos, el Halloween.
En Galicia, como
en Irlanda, hasta hace unos treinta años se celebraba el Samaín en la mayor
parte de los pueblos y ciudades. Después la fiesta se fue perdiendo, hasta que
hace poco fue recuperada. En lugares como Foz o Cedeira (costa de Lugo) es
famoso el Samaín, con calabazas, castañas, juegos malabares... En Rivadavia
(Ourense) la noche del 31 de Octubre siempre se ha celebrado “A noite Meiga”
(la noche de las brujas). La ciudad se llena de fantasmas, brujas, vampiros… y
en el castillo se construye el pasadizo del terror.
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qué leer:
aunque no es de un autor gallego, os propongo, El Monte de las Ánimas, la aterradora leyenda de Gustavo Adolfo
Bécquer.
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Qué comer:
chulas de calabaza, filloas rellenas de chocolate, castañas asadas.
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qué beber:
vino tinto nuevo, oscuro, recién sacado de la barrica.
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qué vestir: de
negro, de la cabeza a los pies. Acompañar el vestuario con un buen pintado de uñas
y labios en un azul noche. Nos sentiremos verdaderas “meigas”.
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qué hacer: contar
cuentos de terror, de aparecidos, de náufragos que vuelven a casa…, mientras
asamos castañas y chorizos en las brasas. De postre filloas y chulas de calabaza,
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qué adorno
buscar: colocar en la ventana una calabaza vaciada con una vela encendida
en su interior. Dejar la luz toda la noche, para que el espíritu de nuestros
antepasados encuentre con facilidad el camino de regreso.
Receta de chulas de calabaza.
http://www.lacocinadelechuza.com/2009/10/en-galicia-celebramos-el-samain-con.html
El blog O Garfelo nos propone unas deliciosas:
-500gr de calabaza asada en el
horno (no cocer porque se llena de agua)
-3 cucharadas soperas de azúcar
-150 gr. de harina
-una pizca de canela
-medio sobre de Royal (o similar)
-4 huevos
-aceite para freír (girasol u
oliva, al gusto)
-azúcar glass para espolvorear.
Modo de hacerlo
Batir los huevos con el azúcar y
unir el puré de calabaza.
Añadir la harina con el Royal y
la canela, hasta formar una pilla un poco espesa. Si queda demasiado, echar un
poquito de leche.
Calentar el aceite. Ir echando
cucharadas de masa. Freír, pero con cuidado de que el calor no arrebate la masa
o que quede cruda por dentro. Sacar a un plato con papel de cocina para
eliminar el exceso de grasa. Dejar templar y espolvorear con azúcar glass.
Servir.