Una
conferencia, la lectura de una buena novela, el trabajo de escribir, a veces agotador, y un largo etcétera, me provocan el deseo
de cocinar galletas. Ya sé que esto, en comparación con pasarse una tarde
inmersa en las “50 Sombras de Grey”, puede parecer insustancial. Pero es que
hay veces que ni siquiera el sexo, o su mero pensamiento, pueden competir con
un bocado aromático, sabroso y bien hecho.
De nuevo vamos
al Espacio Sirvent. Esta vez a escuchar al arquitecto portugués Eduardo Souto
de Moura, premio Pritzker, (una especie de Nobel de la arquitectura). (Para más información: http://es.wikipedia.org/wiki/Eduardo_Souto_de_Moura)
Es un hombre
grueso, campechano, natural, simpático, con esa fina ironía que solo tiene los portugueses. Grande en todos los
sentidos, por su tamaño, pero sobre todo
por su sencillez y humildad al hablar de sí mismo, al responder a las
preguntas de jóvenes arquitectos, como él, pero en paro forzoso y sin posibilidad de trabajo.
Como en tantas otras profesiones. También he llegado a otra conclusión, solo
aquellos que están en lo más alto por méritos propios, son capaces de
transmitir el conocimiento de manera tan asequible, con tanta modestia y
sabiduría.
Se presenta el
libro, dedicado a su obra, Atlas de
Parede. Imagens de Método (Dafne, 2011), en el que se trata el tema de las “analogías”
(del griego: “ana”, reiteración o comparación // “logos”, razón):
comparación entre varias razones y conceptos. Un ejemplo, la relación entre el
teatro griego de Epidauro (pobres griegos actuales, con la que les está
cayendo) y una de las obras cumbres de este arquitecto, el Estadio de fútbol de Braga, construido en
la cantera de Monte Castro, con la ciudad a sus pies.
Como escritora
me interesa el tema. Nuestro oficio está lleno de analogías y sugerencias.
Pongamos un ejemplo concreto: el rostro de alguien, el de un famoso o el de una cator de moda, sin ir más lejos no tiene por qué sugerir un
personaje determinado, sino la situación, el ambiente o el contexto, en la
que podría estar inmerso. Por el contrario, una situación (leía, vivida,
narrada…), una anécdota, una experiencia propia o de otros, puede acabar en la
configuración del personaje. Y a partir de ahí, el relato empezará a dar sus
primeros pasos.
Galletas. Nos
invitan a comer. Pienso: “Todos llevaran sus postres”. Yo, el aperitivo, y me
pongo como una posesa a hacer galletas de queso. Con un cavita, sensacionales.
Y ahí va la
receta de mis galletas
Galletas con parmigiano y semillas de amapola
200g de harina y una pizca de Royal
100g de mantequilla a temperatura ambiente
1 huevo pequeño
75g de queso parmesano rallado (yo puse 50 gr.)
2 cucharaditas de semilla de amapola (de compra en herboristería)
1 pizca de sal (se la he suprimido porque el queso ya es bastante salado)
Se mezcla la harina con el parmesano. A continuación se añade la mantequilla cortada en cubitos. Se amasa con la punta de los dedos hasta formar unas migas gruesas.
Es el momento de añadir las semillas de amapola. Mezclar bien.
Y, a continuación, el huevo entero.
Hacer una masa firme (si se necesita añadir un poco de harina).
Formar una bola, envolverla en papel film y dejarla en la nevera durante, por lo menos, 30 minutos.
Sacar la masa. Estirarla con rodillo hasta dejarla de medio centímetro. Cortara con corta pastas (sirve también la b oca de un vaso pequeño)
Ponerlas en una placa para horno (sin ánimo de hacer propaganda, son muy buenas las que venden en IKEA), revestida de papel de hornear, ya caliente a 180º, durante unos 15 minutos. Cuidado, según los hornos puede ser un poco más o un poco menos.
Esta es mi adaptación de la receta original, que podéis ver en:
Otra receta más al recetario.
ResponderEliminarBuena entrada.
Un beso.
Qué buenas, Lydia!!!! Me la apunto. Un besito.
ResponderEliminarMe ha hecho muchísima ilusión tu comentario en Resistenza.
ResponderEliminarY estas galletas de parmesano para una cita tan especial.
Y como tú aprecio a las personas que llegan a lo más alto y conservan intacta su modestia. No es lo más común.
Un abrazo
Mónica, debemos asumir de nuevo el concepto de "Resistenza". Habíamos olvidado que existía. Las falsas luces del neón nos habían deslumbrado.
EliminarSoy un cero a la izquierda en la cocina, pero esta receta te prometo que la voy a hacer!!
ResponderEliminarNo existen ceros a la izquierda en cocina, te lo aseguro. Todo es ponerse. Y estas galletas son superfáciles.
EliminarSiento contradecirte Lydia, pero existen ceros a la izquierda, no lo digo por Isabel, a la que considero muy capaz de hacer tus galletas, pero debo confesar que la unica forma que tengo de comer algo tan rico es que alguna de todas vosotras, me mandeis un tapper....
EliminarNo existen ceros a la izquierda más que en mis odiosas matemáticas. Todo es ponerse. Y largo, largando, va saliendo. De todas maneras ya sabes que aquí tienes tu especial horno de repsotería. Y más.
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