El
parque Monceau, situado en el VIII Distrito, es de mis lugares preferidos
de Paris. Por eso lo elegí como uno de los escenarios de la historia de Julián
Olabide.
Camino
por un sendero del Parque Monceau. Mis pasos me dirigen al lugar de nuestras
citas. La cuarta en menos de quince días. Sorteo los charcos que embalsan la
tierra, testigos de la terrible tormenta que esta noche asoló París. Ella me
espera impaciente, envuelta en una amplia capa de tweed.
LOS
OJOS DEL BOSQUE, PP 365
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El parque Monceau, de Claude Monet |
No
soy la única que siente semejante atracción por este sorprendente parque. Personajes trascendentales de la cultura buscaron su inspiración paseando por
este delicioso jardín. Es el caso del pintor Claude Monet, del compositor Hector Berlioz, o del escritor Marcel
Proust.
Otro
escritor, el mexicano Carlos Fuentes lo menciona en Una familia lejana. Para él, el parque Monceau es una obra de arte rodeada de extraordinarias
mansiones engendradas por la “demencia aristocrática”.
El
parque nació en 1778 cuando el duque Felipe de Orleáns se hizo con un terreno
de 12 hectáreas
en el poblado de Monceau. El noble encargó el diseño a Louis de Carmontelle, un
paisajista amante del estilo inglés, muy alejado del modelo francés, rígido y
formal, tan de moda en la época.
En un
primer momento, el parque Monceau fue conocido como La Folie de Chartres (la locura de Chartres),
porque el Duque mandó construir, y repartir por todo el territorio, reproducciones
a pequeña escala de monumentos representativos de otras culturas: una pirámide
egipcia, una pagoda, un castillo gótico, un minarete, un templo romano…
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Museo Cernuschi de arte asiático, uno de los palacetes construidos en terrenos del parque |
En
1860, fue comprado por la ciudad de París. Parte se vendió para construir (de
ahí las casas señoriales que rodean este hermoso lugar). El Barón Haussmann,
artífice del urbanismo de la ciudad, salvó la mitad y lo convirtió en un parque
semipúblico, inaugurado por Napoleón III en 1861. Ambos personajes aparecen mencionados
repetidas veces a lo largo de la novela LOS OJOS DEL BOSQUE.
Desde
finales del S. XIX, el parque se convirtió en lugar de paseo y encuentro de los
parisinos.
También Julián de Olabide y su amante se reúnen en él, se esconden
tras alguna de sus construcciones, lejos de los ojos curiosos del público, para
dar rienda suelta a su pasión:
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Bette Davis en El Altar de la Moda, 1934 |
Contemplo
abrumado su belleza. La sombra de dorada de los párpados contrasta con el tono
violáceo de sus ojos. El carmín rosado empalidece su piel. Me tiende las manos.
Las guardo entre las mías. Tiemblan. Detecto incertidumbre. Nos besamos con
ansia desenfrenada. Sus dedos se deslizan entre nuestros labios. Los lamo, los
retengo en el interior de la boca, los absorbo, los exprimo. Sus gemidos suaves
me conducen casi al paroxismo. Nos ocultamos (…).
LOS OJOS DEL BOSQUE, pp 565
En la
actualidad, el parque Monceau abarca una superficie de 82.506 m. cuadrados. Muchas
de las antiguas construcciones han desaparecido...
Otras aún se conservan, como la
pirámide
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La Naumaquia en los años 30 |
y la Naumaquia,
el enorme estanque rodeado de columnas corintias.
Diseminadas
por el lugar, algunas ocultas por la vegetación, hay numerosas esculturas de mármol
dedicadas a personajes del mundo de la cultura: artistas, músicos, literatos.
Una de
mis preferidas es la de Fréderic Chopin, realizada por Jacques-Froment Meurice
(París, 1864 -1948). En ella se representa al compositor interpretando la Marcha Fúnebre. Recostada junto
a él una mujer, símbolo del dolor.