viernes, 1 de junio de 2012

Nani Marquina en el Espacio Sirvent

 Alfombra de Nani Marquina


Me encantan las mujeres emprendedoras. Esas luchadoras que, a pesar de las trabas, de las incomodidades, no cejan hasta conseguir sus propósitos. Esas luchadoras incansables que contra viento y marea consiguen llevar a cabo sus sueños y labrarse un nombre.

Este es el caso de la diseñadora Elena (Nani) Marquina.

Ayer jueves, en el espacio Sirvent de Vigo (podéis conocer el lugar a través de http://www.sirventvigo.com/sirvent/), a las 20:00 h., tuve la suerte de asistir a la conferencia que impartió ante un numeroso público.

Nani Marquina diseña alfombras únicas, originales, auténticas piezas pictóricas para que nuestros ojos se recreen en ellas. No he tenido la posibilidad de pisar ninguna, pero sospecho que andar sobre ellas es dar un paseo por las nubes.

Alumna de la escuela Massana de Barcelona, donde cursó Diseño Industrial, realizó sus primeros diseños en 1984. Según sus propias palabras “Porque en aquel momento no había nada original, distinto, diferenciador, en ese país”. Así que ella decidió empezar su propia aventura, imaginando, diseñando y fabricando su sueño de alfombra, en su propia casa. Dos años después montó la empresa que hoy lleva su nombre y es universalmente conocida: NaniMarquina.

A lo largo de una conferencia muy bien estructurada nos fue mostrando imágenes de los talleres, y de los operarios, de la India, de los materiales naturales (lana, seda…) que emplea en sus alfombras, de otros tan rompedores como las cubiertas de caucho de bicicletas, del uso del color, de los útiles tradicionales, de los telares manuales, del trabajo del diseño hasta alcanzar la idea deseada…

Y, para terminar, nos habló del Proyecto Kala, en colaboración con la asociación Care and Fair. Una escuela en la India, un proyecto integrador para los hijos de los artesanos de alfombras.
(Fotos y datos biográficos extraídos de internet)

2 comentarios:

  1. Distintas sí son. Para pasar las tardes de invierno frente a una ardiente chimenea, un buen libro y un chocolate caliente. A qué si?

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