I
Treinta años atrás
La luna llena se fragmentó en polvo
dorado y se diluyó en la luz lechosa del alba.
Fue entonces cuando las tres jóvenes
casadas recorrieron desnudas el vasto arenal de La Lanzada camino del mar.
Se adentraron en el agua formando un
solo cuerpo, un solo espíritu. Llevaban una única intención. El deseo sublime
de ser madres. Saltaron a un tiempo la primera ola, la segunda, la tercera… y
así hasta siete, según mandaba la tradición. Después, permanecieron estáticas
con los pies bien asentados en el fondo marino, abrazadas en un círculo
perfecto. Cuando una ola gigante las cubrió, Nereo, el dios de la espuma de las
olas, fecundó sus cuerpos.
Siete meses más tarde nacieron tres
criaturas humanas. De su padre Nereo heredaron la ecuanimidad. De sus hermanas,
las Nereidas, la belleza, pero también la bondad de corazón. Y de los humanos,
la generosidad y la entrega.
Sin embargo, no todos los habitantes
del Templo de los Mares se mostraron conformes con este nacimiento. Dos
espíritus, tan malignos como hermosos, con torso de mujer y cuerpo de ave, se
rebelaron contra el dios y pusieron en duda su poder. Nereo logró contenerlas,
y desterrarlas de por vida a las islas Cíes, que guardan la entrada de la Ría de Vigo. Y ellas, clamaron
venganza. (Fragmento de Las Hijas del mar, de Lydia Leyte)
Así comienza Las
Hijas del Mar, mi relato premiado para formar parte de “Romance paranormal. Antología Escribe Romántica”, editado por ese
blog, tan implicado en la narrativa romántica, a través de Editora Digital (descarga
gratuita).
De esta, hay muchas versiones que giran
alrededor del mismo tema: los ritos de
infertilidad. En ella se mezcla, casi diría se imbrica, el paganismo con la
religión, hasta no saber dónde comienza uno y termina el otro.
La leyenda
Una de estas versiones cuenta que las
mujeres infértiles deben acudir a la
Romería de la
Virgen de A Lanzada el último fin de semana de agosto. En la
medianoche del sábado al domingo tienen que bañarse en el mar, y saltar las
olas, nueve pero contando desde dos (o sea, siete olas). Al amanecer acuden a
la ermita de la Virgen
de A Lanzada y barren alrededor para ahuyentar todo tipo de meigallos (mal de ojo y demás hechizos
malignos). Realizan una ofrenda a la
Virgen de A Lanzada y después de la misa acuden a la
procesión donde se pasea la imagen
vestida con sus mejores galas.
Otra cuenta que una vez saltadas las
olas, las mujeres deben acostarse sobre una piedra plana llamada la “Cama de la Virgen ”, justo al lado del
mar, en el plano inferior de la pequeña ermita.
La ermita
La diminuta ermita está situada en un roquedo desde el que se
domina la playa más grande de Galicia, un inmenso arenal en forma de arco.
Según parece la actual del siglo XII fue construida sobre los restos de una
antigua necrópolis de la cultura castreña. Sobre esta última se levantó una
fortificación para detener el ataque de viquingos y normandos a las costas
gallegas y evitar que llegaran a Santiago y al sepulcro del Apóstol.
Una comida que no puede faltar:
Mejillones al vapor
En la zona de El Grove son famosos los pescados y mariscos. El mar está plagado de mejilloneras. Un plato sencillo para degustar son los mejillones al vapor. Más fácil, imposible. Doy cantidades aproximadas, todo depende de las ganas de comer que tengamos.
Para 2 personas:
De medio kilo a 1 kg de mejillones gallegos (esto es esencial, su sabor es incomparable) con su concha
Un litro de agua con un buen puñado de sal gorda
una hoja de laurel (opcional, en casa no la solemos echar)
limón
Se limpian las conchas raspando una con el filo de la otra
Se pone el agua con la sal, y el alurel, en una olla amplia. Se echan los mejillones y se dejan hervir (cuidado que no se escape el agua). En cuanto empiecen a abrir , se dejan un par de minutos y se sacan a una fuente plana.
Se sirven, con un poco de limón exprimido sobre la carne.
Acompañar de un blanco gallegos: albariño o Godello.
¡Me encanta, Lydia! Es fantástico y, además, la mitología es mi debilidad.
ResponderEliminarMil gracias.
Un beso
Me alegro de que te guste. La playa de La lanzada es un lugar mágico, cargado de leyendas y mitos. Merece la pena una visita. A pocos kilómetros están la Toja y El Grove, con cientos de bares donde degustar exquisitos mejillones al vapor.
EliminarHace algunos años visité esta tierra de la que hablas. En mis retinas quedó grabada la hermosa tierra de La Toja. Aún conservo algunas fotos de allí.
ResponderEliminarHe intentado descargar la antología pero me da error.
Interante tu artículo, siempre encuentras una receta asociada a lo que escribes... jejejeje.
Recuerda: solo mejillón gallego. Ahora pretenden hacernos la puñeta e igualarlo al resto de Europa. Y el nuestro es mucho más sabroso. Nada que ver con el belga.
EliminarNo sé por qué te da error. Acabo de comprobarlo y es correcto. hay historias estupendas.
Me gusta muchísimo!!! Felicitaciones.
ResponderEliminarNo consigo descargármelo ;) lo intentaré más tarde.
Saludos
Entra directamente en el blog escribe romántica. Gracias por tus plabras
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